En otoño e invierno, con el frío que hace en la calle, parece que apetece llegar a lugares decorados con tonos neutros, como grises, marrones y blancos. Pero, ¿por qué no rompemos con la monotonía y damos un poco de alegría a nuestro salón? Así, al llegar a casa tendremos un lugar en el que sentirnos alejados del frío y la sobriedad de esta época del año.
Los colores intensos tenemos que aplicarlos en pequeñas dosis. Podemos poner cojines, mantas o alfombras de color, dejando las paredes y muebles en tonos neutros. Así, además, podremos ir cambiando los colores según la estación, ya que sólo deberemos cambiar estos complementos.
También podemos pintar una pared de un color vivo y mantener la resta de elementos en blanco o algún color neutro, para que no saturemos la sala con muchos tonos o colores.
Sea como sea, el objetivo es conseguir que la estancia adquiera vida y alegría, pero siempre con sencillez. ¿Os atrevéis?