Combinación de colores
Hay muchos factores en los que no pensamos y no tenemos en cuenta que muchas veces influyen en los colores de una casa o un piso. Muchas veces no tenemos en cuenta la ubicación de la vivienda, tipo de arquitectura, etc…
Si tenemos en cuenta algunos aspectos que te explicamos a continuación, seguro que los resultados te podrían sorprender.
Ubicación y clima
Comenzamos con algo tan obvio como el lugar donde se ubica tu casa. Un clima frío, donde predomina la lluvia, podría compensarse con ambientes claros y texturas cálidas. Si además vives en la ciudad, busca alegrar el interior con algo de color.
Tipología y estilo arquitectónico
El código de colores puede ayudarte a romper tópicos o a revalorizar rasgos que impriman personalidad al espacio, como es el caso de las viviendas de estilo decimonónico. Los detalles decorativos que suelen tener pueden servir para enriquecer la propuesta. Las boiseries, los rodapiés altos o las cornisas…, si se pinta de blanco paredes y techo, el volumen se expande y das más protagonismo al suelo.
La estructura también es una fuente de inspiración. Usa un forjado de bovedillas o de viguetas, pilares de madera o acero para crear contrastes. También puedes rebajar su presencia integrándolos en el color de las paredes.
Analizadas todas las variables, ya puedes elegir tu código de colores. Para empezar, la pared es la que se llevará la tonalidad dominante, que convendrá que enlace todos los elementos que entran en la composición. Le sigue, en una proporción menor, el color que puedas emplear en zócalos, molduras y carpinterías, que puede ser de contraste o, por el contrario, análogo y más neutral.
Aunque ojo, nunca hay que perder la armonía de conjunto y el equilibrio de las partes. Por eso, también conviene imaginar los colores en combinación con los techos, suelos, mobiliario, iluminación y accesorios.
Para tener una atmósfera acogedora se necesitan colores de gamas calientes, como el ocre, amarillo, naranja, cobre o terracota. Son ideales para incorporar en ambientes amplios, ya que aportan fuerza y evitan la dispersión. En los ambientes pequeños, en cambio es mejor elegir las gamas más claras de este grupo.
Luz natural
La luz natural tiene la propiedad de avivar los colores y de matizar, o incluso variar, las tonalidades según incida directa o indirectamente sobre las superficies; lo que además puede dar distintas escenas a lo largo del día.
Si tienes poca luz natural, el blanco es una buena opción, pero nuevamente deberás analizar la elección en conjunto, teniendo en cuenta también el tipo de muebles y las características arquitectónicas del ambiente.
Nunca blanco puro.
La fórmula blanca a secas puede incluso empobrecer el espacio. Por eso, es conveniente matizarlo, por ejemplo, con una paleta de blancos naturales, con la que conseguirás que el color sea un poco más elaborado. También lo puedes hacer con pasteles lavados. Por eso son tan importantes los análogos, porque sin salir de la gama, subimos o bajamos la intensidad lumínica mediante matices.
Superficie y volumen
Encontrar tu esquema de colores supone trabajar ante todo con una idea de conjunto, en la que tienes que ver cómo repercute la paleta elegida en las proporciones del ambiente.
En un espacio pequeño, por ejemplo, no son recomendables los contrastes entre colores, porque crean sensación de agobio espacial, ni tampoco las pinturas decorativas, ya que saturan el ambiente y lo empequeñecen. Por otro lado, estos aspectos también influyen negativamente sobre los muebles, que pasarían a un segundo plano, prácticamente absorbidos por el peso visual de la envolvente.
Otra opción es jugar con la focalización de un color en un ambiente de doble altura. Lo puedes aprovechar para bañar el espacio de un tono determinado.
Jugar con las proporciones.
Si pintas en un tono oscuro la pared de fondo de un ambiente alargado, esta se acercará, dando la sensación de que el ambiente es más corto.
Pintando un zócalo bajo en la pared con un color más oscuro que el resto, consigues que el lienzo vertical que tienes por encima, se despegue del suelo y parezca más alto. También se consigue, como en este ejemplo, prolongando el suelo en la pared.
Sin embargo, para acortar visualmente una pared alta baja la altura visual del techo, haciendo que se prolongue en una cornisa perimetral pintada, al igual que el techo, en un color más oscuro.
Por otro lado, ten en cuenta que un techo blanco en combinación con paredes de otro color pesa visualmente menos, por lo que ayuda a disimular la altura real de la habitación.
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