La primera silla que se conoce remonta al s.XIV a.C. (Edad Antigua) concretamente al periodo comprendido entre 1336 y 1325 a.C.:
Fabricado con madera y oro y repleto de jeroglíficos y símbolos de la mitología egipcia, entre los que destaca la iconografía del Dios Heh, de hecho, se trata de una de las representaciones más perfectas que de éste se conocen. Heh, Dios del espacio infinito y de la eternidad, está tallado en el respaldo del sillón y aparece representado como un hombre arrodillado sobre el símbolo del oro, con una cruz en su brazo y sujetando en sus manos dos hojas de palmera que simbolizan los millones de años de vida deseables para los egipcios.
La función original de la silla nada tenía que ver con la de la actualidad puesto que se concibió como símbolo de poder y autoridad, para diferenciar al Faraón, sentado en su trono, alzado en una grada por encima del resto de los presentes.
En la antigua Grecia la primera silla data del año 600 a.C. Solían fabricarse en mármol y estaban adornadas con esfinges. La civilización griega dejó varias muestras del uso de la silla en esculturas e incluso Homero cita la silla de Penélope, de marfil y plata, en una de sus poesías.
En el Imperio Romano se realizaban sillas de marfil, imitando a las griegas. Cuando llevaban respaldo se llamaban cátedras y las que constituían el trono para el monarca eran magníficas, grandes y con incrustaciones de plata, lo que las hacía muy costosas. Aún se conserva alguna de ellas en la Basílica de San Pedro en Roma.
Durante la Edad Media (s XII al XV) la silla siguió denotando poder, de los monarcas o de la Iglesia.
Es en el s.XVI cuando la silla se convierte en un mueble de uso común. Desde principios de siglo aparecen la silla y el sillón clásicos rectangulares, sobrios, llevando telas bordadas, terciopelos sujetos con tachuelas de adorno en el asiento y respaldo y que tan extendidas se encuentran en España en los siglos siguientes. Las sillas de paja o anea en el asiento se usan desde el siglo XVI y las de rejilla desde el XVII. En este siglo y el siguiente estuvo muy en boga para reyes y nobles la silla portátil o de manos, a modo de coche.
En la Edad Moderna ( s.XVII y XVIII) se siguió utilizando la silla o trono como símbolo del poder y esplendor de los reyes. Cuanto más recargada y trabajada estaba la madera más reflejaba el esplendor del rey. El barroco francés es buena prueba de ello, con butacas ostentosas y labradas, repletas de tallas, pan de oro, etc…
No es hasta la Edad Contemporánea, a finales del s. XVIII, que el uso de la silla empieza a ser práctico, como en nuestros días. Comienza entonces una relación entre Arquitectura y Diseño de sillas y muebles que ha perdurado en la historia. Podemos decir que la entrada en la Modernidad modificó la cultura material doméstica de la sociedad.
A finales del s.XIX con la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, nace el Modernismo. Caracterizado por su inspiración en la naturaleza y el uso de elementos de origen natural, principalmente los vegetales, y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central. Gaudí representa a la perfección esta corriente modernista.
Las formas geométricas, cúbicas, los juegos de líneas rectas y el gusto por la línea ascendente son características de las sillas diseñadas a principios del s.XX.
En nuestros días las sillas son funcionales, priman la comodidad sin renunciar por ello al diseño, se emplean distintos tipos de materiales: madera, acero, hierro forjado, materiales plásticos como el metacrilato, cuero, rejilla, anea, fibras sintéticas…
No Comments to ¡La primera silla que se conoce!